CRÓNICA DE UN ETAPÓN CICLISTA: a ver, a ver. Una acotación: hablamos de etapa ciclista por la Subbética aunque en realidad se desarrolló por los alrededores de Higuera de la Sierra/Aracena. La organización optó por estos andurriales puesto que el promotor habitual Salva anda por tierras francesas y no era plan de ir por allí sin contar con su grata presencia; esto me recuerda el chiste, más bien malo, del vasco que le preguntan que dónde ha nacido y contesta que en Cáceres. "¿Pero tú no eras vasco? Pues claro que sí, los vascos nacemos donde nos da la gana...". Lo mismo, nosotros hemos tenido nuestra Subbética donde hemos querido y la verdad es que el marco no podía ser mejor, absolutamente incomparable, un 10 para la organización.
En Higuera de la Sierra nos plantamos 8 ciclistas, los habituales de la Peña el Mollete junto con Luis y yo como arrimados más Javi que, aunque desde hace tiempo suele salir habitualmente con los turdetanos, sí se suma siempre a estas etapas de categoría especial en todos los sentidos. Tras preparar nuestras bicis salimos los 8 dispuestos a disfrutar de un día algo frío aunque con un cielo límpido. Mi impoluta 27,5" y las nuevas 29" de Luis y Javi iban a recibir su bautismo de fuego en un terreno ciertamente quebrado. Para empezar nos dirigimos por un camino estrecho, estrechito, a subir el puerto de la Umbría. Al principio bien, pedaleando; luego andando porque aquello era imposible de ciclar salvo para los muy expertos, que los hay, entiéndase Javi y no recuerdo si algún compañero más porque no llegué a verlo. La bajada del puerto resbalaba como el tobogán de un parque acuático, así que cautamente la mayoría optamos por ir a pie, arrastrando nuestras bicis, que se embalaban por la pendiente (partirse la crisma es una opción muy respetable pero no la mía). Por fin llegamos a un terreno más adecuado y nuestros cuerpos recibían el azote algo helado del aire en aquellas bajadas por terrenos sombríos; de ahí el nombre del puerto y de la aldea que visitamos, la Umbría. Luis no se acostumbraba a las calas y en un repecho pronunciado cayó hacia atrás a cámara lenta, con sus pies agarrados a los pedales, en plan moviola como se decía antes, sin mayores consecuencias salvo llenarse de tierra el maillot (aparte del enfado consigo mismo). Tras reagruparnos delante de la iglesia de la Umbría continuamos, ya por asfalto, camino del primer avituallamiento del día en forma de tostadas y jamón en Corteconcepción. Los cerdos ibéricos auténticos comían bellotas a un lado y otro de la carretera; alguien comentó que si supieran lo que les esperaba no se darían tanta prisa en comer...
SUBIENDO AL CRUCE DE CORTECONCEPCIÓN (HUELVA) |
Corteconcepción nos acogió con los brazos y un bar abiertos y con secaderos de jamones varios. El sitio para desayunar realmente espléndido, sentaditos al sol, aunque el servicio algo lento y descoordinado, por no citar la peculiaridad de la camarera. Tras la charla y el jolgorio que alguna afirmación provocó en el grupo (aquello de los drogadictos, hom...etc y no digo más que si no me cierran el blog) decidimos que era hora de reanudar la marcha. Salimos disparados y enseguida una cuesta abajo vertiginosa con orientación norte por asfalto hizo que me alegrase de llevar el forro polar encima aunque mis piernecitas al aire echaron en falta un pantaloncito largo pero tampoco tengo mucho fondo de armario ciclista y menos para el invierno. Lo gracioso, por decirlo de algún modo, es que bajamos "pa ná" porque nos tocó subir otra vez para ir al cruce de Corteconcepción por donde habíamos pasado antes (hicimos una circular cruce-Corteconcepción-cruce); un atajo previo para dirigirnos al pantano de Aracena no dio resultado al no ser accesible y volvimos a la carretera para, tras pasar Puerto Moral, bajar, ya sí, al bello pantano de Aracena. Aquella "cuestecilla" serviría de calentamiento para lo que vendría después...
LA PEÑA EN PLENA SESIÓN FOTOGRÁFICA |
La bajada al pantano de Aracena fue realmente espectacular aunque a mí, particularmente, me sigue dando mucho respeto, por no decir otra cosa, la velocidad que se adquiere y el trazado de las curvas, puesto que seguramente lo hago regular y siempre temiendo que me aparezca un coche que me mande a las antípodas. Además rodaba por un terreno nuevo para mí ya que no conocía esa zona y debo reconocer que merece la pena, francamente magnífica por el paisaje y la alegría que da el agua.
MIRADOR DEL PANTANO - REALMENTE BONITO |
PERSPECTIVA COMPLETA DEL PANTANO DE ARACENA |
Tras esa endiablada bajada llegamos al pie del muro de la presa y subimos, cómo no, para buscar un nuevo camino que atravesase por encima dicho muro y haberlo, como las meigas, haylo, pero cerrado a cal y canto, así que nueva vuelta para ir en busca de la estación de la junta.
POSANDO CON MI SUPERBICI NUEVA |
EL PANTANO A NUESTROS PIES |
Supongo que por deformación profesional eso de la estación de la junta me sonaba a centro de interpretación o algo así de la Sierra de Aracena que estábamos atravesando, levantado y sostenido por la Junta de Andalucía, la de verdad. Nada más lejos; tras subidas, bajadas, vuelta a subir, nuevas bajadas y alguna cuesta larga que, iluso de mí, me hizo preguntarle a Javi si ése era el temido puerto final de remate de la etapa (le faltó descogorciarse de la risa), llegamos a la estación derruida de la junta del río Rivera de Huelva con no sé qué otro río. La estación era de un antiguo ferrocarril y se llamaba de la junta por la unión de esos ríos, tal y como explicaba nuestro guía César. En ese momento decidí atiborrarme de frutos secos porque a esas alturas de la etapa ya sabía lo que nos esperaba: el remate final, la subida a Higuera de la Sierra, allá arriba, muy arriba, desde el puente de la junta sobre el Rivera de Huelva.
CÉSAR EXPLICANDO LA SUBIDA A HIGUERA DESDE EL PUENTE DE LA "JUNTA" |
LA ALEGRÍA DE LA IGNORANCIA (EN MI CASO) |
6X6. Así ha calificado Santiago en su estupenda crónica a este puerto de subida a Higuera desde el Rivera de Huelva. 6 km de subida continuada, sin descanso ni falsos llanos ni historias, a un porcentaje medio del 6% por una pista de tierra y piedras, ancha pero dificultosa y casi un canchal en algunos tramos. Nunca había subido un puerto así, un auténtico monstruo para mí, un RETO en mayúsculas.
Dejar el puente y empezar la cuesta fue todo uno. Al principio decidí ir con mi plato intermedio pero César, aconsejándome, me comentó que desde el principio metiera el chico y el desarrollo que seguramente acabaría llevando para no malgastar fuerzas. Tenía razón y le hice caso. Plato chico y piñón antepenúltimo, luego el penúltimo y, más pronto que tarde, el último, "tó el jierro", no había más.
Me fui descolgando, como era de esperar, y vi como el grupo se alejaba poco a poco. El silencio me envolvía, el aire fresco y puro me llenaba los pulmones y empecé a sudar, maldiciendo en este caso el forro polar y agradeciendo mis piernecitas al aire, habían cambiado las tornas. Algo había que hacer; aquello se intuía largo, muy largo, y me exigiría una voluntad férrea para no dejar de hacer el molinillo y bajarme de la bici, tentación siempre presente en estos casos. Música. Eso era. Cogí el móvil y, sin bajarme, seleccioné rock. "666. The number of the beast". Los Iron Maiden retumbaron en el silencio campestre ya que no llevaba cascos. Curiosamente la asechanza (con ese, no es un error) arrogante del maligno en forma de cuesta interminable e infernal se mezclaba con una canción muy apropiada. Me animó y esperé la siguiente mientras seguía pedaleando. "The eye of the tiger", en plan Rocky, me infundió fuerzas, recordando a Sylvester Stallone corriendo por ¿Boston?. La selección musical al azar estaba funcionando, sudaba más y más pero me encontraba bien, con fuerzas, a mi ritmo. "This is the end" de The Doors casi me da la puntilla; recordaba el final de Apocalypse Now, el bombardeo, la debacle pero no estaba dispuesto a que fuera el finiquito de mi aventura ciclista. No iba a ser the end para mí. "Break on through to the other side" y "Riders on the storm" también de The Doors me rescataron del fin y me insuflaron ánimos. Eran ya muchos minutos pedaleando en soledad y a una cuesta sucedía otra y tras una curva otra pendiente y otra más, interminable. "The final countdown" de Europe me aproximaba más al fin de esta enorme subida y, tras otro tema más, vislumbré a César, sufriendo mucho y acalambrado, como luego nos enteramos. "Whatever you want, whatever you like" (cualquier cosa que quieras o te guste y yo quería lograr el objetivo, subir) de los Status Quo resonaban cuando alcancé a César. Apagué la música. Ambos nos paramos para beber agua y me informó que quedaba poco más de un kilómetro, lo cual me sonó a gloria bendita tras tantos minutos.
Me faltó escuchar el "Highway to hell" aunque de autopista no había nada en aquel camino, más bien de infierno. Pero el puerto se acabó, un claro cambio de rasante anunciaba la llegada a un terreno de descanso que agradecí enormemente. Me detuve para esperar a César y apareció, como no, Javi, para cerciorarse de nuestro estado. Reunidos los tres nos unimos al resto del grupo para dirigirnos a Higuera y dar por finalizada una estupenda aunque dura al final etapa subbética navideña.
El dolor de traserillo de casi todos, como comentamos durante la comida, era una señal de nuestro esfuerzo continuo en esta salida. El almuerzo estuvo a la altura de nuestra actividad ciclista y sólo me queda desear que, en el futuro, podamos repetir una nueva salida como ésta, aunque sea una Subbética en la costa.
Un saludo para los siempre atentos miembros de la Peña el Mollete, un placer salir con vosotros, a ver si me prodigo algo más...
ENLACE AL BLOG DE LA PEÑA EL MOLLETE (CRÓNICA SUBBÉTICA NAVIDEÑA DIC. 2015 - magnífica crónica Santiago):
https://elmollete.wordpress.com/2015/12/30/del-mar-del-plata-a-higuera-de-la-sierra-27-12-2015/
Jose Manuel