RESULTADO: 9-3 (VICTORIA COLOR)
CRÓNICA: últimamente resulta sencillo programar una mañana de sábado tranquila, relajada y al final de la misma acabar con una sonrisa, con la sensación del deber cumplido. Levántese uno tempranito, que hay que llegar a la hora a un campo de césped-moqueta de estar por casa situado en un extremo de la ciudad, con obras eternas por el camino. Se recomienda echar un vistazo por la ventana (sin chocarse con el cristal), abrirla para ver la temperatura y engullir un buen desayuno (recomendable tostadas y un buen colacao, según el gusto de cada uno), que las fuerzas serán necesarias más adelante. Abre uno el armario y ¡cuidadín! (aquí viene el detalle que marcará si queremos pasar a la posteridad o no, cual Aquiles ante la profecía de su muerte en la guerra de Troya), elegimos una camiseta de cualquier color, menos el blanco. A partir de ahí todo irá muy muy bien...y es que elegir el blanco en estos últimos tiempos equivale a derrota casi segura; aun así muchos seguís insistiendo y presentandoos con camisetas de ese color, la buena voluntad no se puede negar.
En serio, no es tan fácil ganar un partido, ni mucho menos, cuesta grandes chorros de sudor aunque el resultado sea abultado como en este caso. Eso sí, los coloreados queríamos ganar a toda costa este partido, restañar la herida de la derrota de la semana pasada y acabar con la moral de los “grandullones” blanqueados y para eso sólo hay una fórmula: correr mucho, firmeza en defensa y ataques fulgurantes, cual blitzkrieg por la estepa rusa. Y a ello nos dedicamos los coloreados, con una aplicación defensiva desconocida por lo intensa y continua; tampoco se quedaban atrás en ese sentido los blancos, que también se aprestaron a defender su portería con todas sus fuerzas y elementos disponibles. Un auténtico choque de dos ejércitos poderosos, que se conocen y respetan y que intentan explotar las deficiencias del adversario, devolviendo golpe por golpe, en un auténtico toma y daca. Pero en esta ocasión el entramado defensivo blanco no dio resultado, duró apenas 25 minutos, lo que tardó el equipo coloreado en hacerlo saltar por los aires tras perforar con un auténtico misil la portería blanca. Y tras ese misil cayeron otros, obuses y bombas, que transformaron al equipo blanco en una auténtica ruina, con un 5-0 demoledor al terminar la primera parte; 60’ y sin noticias de los blancos en la portería coloreada, salvo un disparo al poste.
Como todo ejército acosado, los blancos echaron el resto al comenzar la segunda parte, jugando al límite de sus posibilidades como decía Manolo. Presionaron arriba, intentando cortar los primeros pases coloreados, incluso contaban sus disparos a puerta, en un remedo de guerra psicológica para amedrentar al enemigo coloreado, pero definitivamente no era su día. Cayó también el 6-0 y mentalmente todos los coloreados nos marcamos un objetivo: dejar a cero al equipo rival, derribarlo por KO técnico, lo nunca visto (yo al menos no lo recuerdo en los 27 años que llevamos dándole patadas al balón en esos campos de Dios). Se me viene a la memoria, con tanta referencia bélica, una gran película, “Un puente lejano”; un ataque muy ambicioso de los aliados que logra alcanzar casi todos sus objetivos, salvo un puente al cual no llegan con las fuerzas suficientes para poder tomarlo. Pues bien, era ambicioso por nuestra parte pretender dejar a cero a los blancos aunque factible, al menos este sábado. Emilio se encargó de destrozar ese “sueño coloreado” en el minuto 75 de partido, aunque fue bonito mientras duró (al menos para nosotros, claro). De ahí al final continuó el intercambio de golpes, un par de goles más para los blancos y unos cuantos más de los coloreados supusieron el 9-3 definitivo. Para ir acabando, la combinación rapidez-aplicación defensiva-puntería fue patrimonio de los coloreados, la dinamita que había en sus botas estalló entre las piernas blancas y demolió cualquier atisbo de resistencia blanquecina ante el huracán desatado.
INCIDENCIAS: otra mañana excelente (demasiado dura ya el buen tiempo, echamos de menos esos partiditos épicos pasados por agua), solamente dos nenes (Reyes y Jose Manuel) con un magnífico comportamiento. Otra cosa muy distinta era la plaga de moscas que pululaban por el terreno de juego, atontadas y revoloteando; aquello parecía una cuadra como decía Roberto (ignoramos su experiencia campesina para identificar esa imagen), en ciertas fases del partido incluso olía a vaquería (Bellavista siempre ha sido tierra de vaquerías, que se lo digan a Felipe González), esperemos que no se repita. Los vestuarios tampoco estaban muy allá, el agua fría y encima tampoco salía en todas las duchas, un poco desastroso. Cambios en el equipo blanco, al ritmo habitual de 5 minutos. En fin, nada de lesiones al menos aparentemente, eso es muy importante, sobre todo a estas edades (bueno, aun queda alguno de menos de 30 años e incluso de 25). Juan se pasó por allí para echarle un vistazo a los colegas y tomar el sol mañanero. Poco más, eso es lo mejor, que no haya mucho que reseñar. En conversaciones posteriores salió la cuestión algo recurrente de la descompensación de los equipos, la falta de delanteros natos entre los blancos, etc. Lo único que se me ocurre es que, antes del partido, repartamos los jugadores entre ambos equipos, buscando ese equilibrio y por correo electrónico digamos de qué color juega cada uno, para que lleve la camiseta correspondiente. Si no es así, pues sigamos como estamos, que cada uno juegue con el color que le apetezca, pero luego que no haya excusas, el fútbol sala es fútbol total y todos deben atacar y defender, la especialización no cabe en un campo tan pequeño.
JUGADORES BLANCOS: Emilio Lora, Luis, Gabi, Eduardo, Fernando, Jose Galdón y Josema.
JUGADORES COLOR: Roberto, Pepedu, Álvaro, Javi, Manolo Lora y yo mismo (JM-1).
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 6 VICTORIAS COLOR, 3 VICTORIAS BLANCAS.
Jose Manuel.
CRÓNICA: últimamente resulta sencillo programar una mañana de sábado tranquila, relajada y al final de la misma acabar con una sonrisa, con la sensación del deber cumplido. Levántese uno tempranito, que hay que llegar a la hora a un campo de césped-moqueta de estar por casa situado en un extremo de la ciudad, con obras eternas por el camino. Se recomienda echar un vistazo por la ventana (sin chocarse con el cristal), abrirla para ver la temperatura y engullir un buen desayuno (recomendable tostadas y un buen colacao, según el gusto de cada uno), que las fuerzas serán necesarias más adelante. Abre uno el armario y ¡cuidadín! (aquí viene el detalle que marcará si queremos pasar a la posteridad o no, cual Aquiles ante la profecía de su muerte en la guerra de Troya), elegimos una camiseta de cualquier color, menos el blanco. A partir de ahí todo irá muy muy bien...y es que elegir el blanco en estos últimos tiempos equivale a derrota casi segura; aun así muchos seguís insistiendo y presentandoos con camisetas de ese color, la buena voluntad no se puede negar.
En serio, no es tan fácil ganar un partido, ni mucho menos, cuesta grandes chorros de sudor aunque el resultado sea abultado como en este caso. Eso sí, los coloreados queríamos ganar a toda costa este partido, restañar la herida de la derrota de la semana pasada y acabar con la moral de los “grandullones” blanqueados y para eso sólo hay una fórmula: correr mucho, firmeza en defensa y ataques fulgurantes, cual blitzkrieg por la estepa rusa. Y a ello nos dedicamos los coloreados, con una aplicación defensiva desconocida por lo intensa y continua; tampoco se quedaban atrás en ese sentido los blancos, que también se aprestaron a defender su portería con todas sus fuerzas y elementos disponibles. Un auténtico choque de dos ejércitos poderosos, que se conocen y respetan y que intentan explotar las deficiencias del adversario, devolviendo golpe por golpe, en un auténtico toma y daca. Pero en esta ocasión el entramado defensivo blanco no dio resultado, duró apenas 25 minutos, lo que tardó el equipo coloreado en hacerlo saltar por los aires tras perforar con un auténtico misil la portería blanca. Y tras ese misil cayeron otros, obuses y bombas, que transformaron al equipo blanco en una auténtica ruina, con un 5-0 demoledor al terminar la primera parte; 60’ y sin noticias de los blancos en la portería coloreada, salvo un disparo al poste.
Como todo ejército acosado, los blancos echaron el resto al comenzar la segunda parte, jugando al límite de sus posibilidades como decía Manolo. Presionaron arriba, intentando cortar los primeros pases coloreados, incluso contaban sus disparos a puerta, en un remedo de guerra psicológica para amedrentar al enemigo coloreado, pero definitivamente no era su día. Cayó también el 6-0 y mentalmente todos los coloreados nos marcamos un objetivo: dejar a cero al equipo rival, derribarlo por KO técnico, lo nunca visto (yo al menos no lo recuerdo en los 27 años que llevamos dándole patadas al balón en esos campos de Dios). Se me viene a la memoria, con tanta referencia bélica, una gran película, “Un puente lejano”; un ataque muy ambicioso de los aliados que logra alcanzar casi todos sus objetivos, salvo un puente al cual no llegan con las fuerzas suficientes para poder tomarlo. Pues bien, era ambicioso por nuestra parte pretender dejar a cero a los blancos aunque factible, al menos este sábado. Emilio se encargó de destrozar ese “sueño coloreado” en el minuto 75 de partido, aunque fue bonito mientras duró (al menos para nosotros, claro). De ahí al final continuó el intercambio de golpes, un par de goles más para los blancos y unos cuantos más de los coloreados supusieron el 9-3 definitivo. Para ir acabando, la combinación rapidez-aplicación defensiva-puntería fue patrimonio de los coloreados, la dinamita que había en sus botas estalló entre las piernas blancas y demolió cualquier atisbo de resistencia blanquecina ante el huracán desatado.
INCIDENCIAS: otra mañana excelente (demasiado dura ya el buen tiempo, echamos de menos esos partiditos épicos pasados por agua), solamente dos nenes (Reyes y Jose Manuel) con un magnífico comportamiento. Otra cosa muy distinta era la plaga de moscas que pululaban por el terreno de juego, atontadas y revoloteando; aquello parecía una cuadra como decía Roberto (ignoramos su experiencia campesina para identificar esa imagen), en ciertas fases del partido incluso olía a vaquería (Bellavista siempre ha sido tierra de vaquerías, que se lo digan a Felipe González), esperemos que no se repita. Los vestuarios tampoco estaban muy allá, el agua fría y encima tampoco salía en todas las duchas, un poco desastroso. Cambios en el equipo blanco, al ritmo habitual de 5 minutos. En fin, nada de lesiones al menos aparentemente, eso es muy importante, sobre todo a estas edades (bueno, aun queda alguno de menos de 30 años e incluso de 25). Juan se pasó por allí para echarle un vistazo a los colegas y tomar el sol mañanero. Poco más, eso es lo mejor, que no haya mucho que reseñar. En conversaciones posteriores salió la cuestión algo recurrente de la descompensación de los equipos, la falta de delanteros natos entre los blancos, etc. Lo único que se me ocurre es que, antes del partido, repartamos los jugadores entre ambos equipos, buscando ese equilibrio y por correo electrónico digamos de qué color juega cada uno, para que lleve la camiseta correspondiente. Si no es así, pues sigamos como estamos, que cada uno juegue con el color que le apetezca, pero luego que no haya excusas, el fútbol sala es fútbol total y todos deben atacar y defender, la especialización no cabe en un campo tan pequeño.
JUGADORES BLANCOS: Emilio Lora, Luis, Gabi, Eduardo, Fernando, Jose Galdón y Josema.
JUGADORES COLOR: Roberto, Pepedu, Álvaro, Javi, Manolo Lora y yo mismo (JM-1).
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 6 VICTORIAS COLOR, 3 VICTORIAS BLANCAS.
Jose Manuel.
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