RESULTADO: 11-7 (VICTORIA COLOR)
CRÓNICA: nada mejor que comenzar con un dulce tan típico de las fechas pasadas para ilustrar lo sucedido el sábado pasado en el BWAS (para los no habituales, Blanco White Arena Stadium). El título que encabeza estas sencillas palabras lo cojo prestado de Emilio que, a la vista de los derroteros que iba tomando el partido, lo soltó mientras pasaba la pelota a sus camaradas blanqueados que le acompañaban en el “doloroso” trance de encajar más goles de la cuenta. Pero sigamos un orden, no adelantemos acontecimientos, no imitemos a la Semana Santa sevillana que el mismo Domingo de Ramos ya pasea a los Cristos crucificados, sin orden ni concierto.
Doce auténticos apóstoles futboleros nos presentamos este sábado, dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos y luchar por imponer nuestras ideas y concepción del fútbol. Hasta Albert y yo mismo, reconocidos barcelonista y madridista, compartimos equipo, con ese espíritu deportivo que caracteriza a todos los incluidos en la lista del Grupo Fútbol.
A un lado los inmaculados blanqueados, con sus camisetas albinas, el sol a sus espaldas y con muchas ganas de defender sus dogmas futbolísticos (defensa aguerrida, salida en tromba cuando pueden y aprovechamiento de los despistes coloreados en torno al portero de turno). Al otro lado los coloreados predominantemente de rojo, el sol bañando sus caras y con enorme ilusión por derrotar de nuevo a los blanquecinos siguiendo sus habituales consignas (salida controlada con el balón, pases rápidos y aprovechamiento de los contraataques).
Comienzo del partido y ¡zas!, primer zarpazo coloreado, directo al corazón de la portería blanca, gol tras bonita jugada que Dani se encargó de transformar. Los coloreados mostraban sus credenciales para este partido, pero eso no amilanó a los blancos, para nada. Suyo fue el siguiente gol, conseguido por un Eduardo que estaba más solo que Cristo durante sus 40 días en el desierto; eso sí, había que meterlo. Lo de Eduardo en este partido merece capítulo aparte; si el otro día mencionábamos los arcanos que encierra su bolsa de aseo, esta vez no podemos pasar por alto el cariño y la devoción que siente hacia su móvil. Misterio insondable, continuamente salía por la banda para consultarlo, estuviera su equipo atacando, defendiendo, lo que fuera. Aun así prestó buenos servicios a su equipo aunque también los tenía un tanto confundidos y desequilibrados con tanto ir y venir. El 2-1 no se hizo esperar, para eso estaba yo por allí, un tiro de media distancia algo fuerte dejó en evidencia a un acreditado portero como Fernando, que extrañamente no logró blocar el balón y éste se introdujo mansamente en la portería blanca. Más curioso aun fue el empate a dos, Luis intenta un tiro lejanísimo, casi desde donde Cristo perdió las sandalias o dio las tres voces, como prefiráis, Emilio despista al portero colorín con un intento de cabecear que no es tal y el balón se cuela. Nada, que no lográbamos despegarnos de los siempre pegajosos y combativos blancos, no había forma.
Pero sí que la hubo y a lo grande, la guardia pretoriana blanca se vino abajo con estrépito. Remedando la terminología semana santera sevillana, el equipo de color efectuó una levantá, seguida de una chicotá a paso de mudá que dejó anonadados y defenestrados a los muchachetes blanquecinos. En español corriente, empezamos a marcar goles en plan máquina total sin parar ni para respirar y a paso más bien ligero, el que nos permite nuestra edad a cada uno, hasta llegar al merecido descanso. Para empezar, del 3-2 se ocupó el que esto escribe y sonríe a la vez, tras pase de Manolo, posterior quiebro a un defensa y tiro pegado al poste. El 4-2 se produjo tras una excelente jugada coloreada, centro de Manolo desde la banda y Luis que introduce el balón en su propia portería (luego le dimos unas 30 monedillas). El 5-2 sí que es bueno; Eduardo y Gabi se esfuerzan en salvar un balón para que no salga de banda y el primero lo deja justo en la línea, cerca de su propia portería y el que esto escribe y se ríe otra vez se pega su carrerita, adelanta el balón y lo pasa a Dani para que de buen tiro bata al portero blanco. Emilio, preso de la ira de Dios, mandó el balón cerca del Mar Muerto con frases irreproducibles, que algún niño puede leer esto. Y qué decir del 6-2; con el portero blanco batido, Luis realiza una impresionante palomita (seguía ganándose un sobresueldo para complementar las 30 monedillas) ante el disparo de Manolo. Éste se encarga de tirar el penalti y para adentro, imparable para el portero. Y el 7-2, tremendo, tremendo, he de reconocer que la mala suerte cubrió con un manto a los blanqueados. Un tiro lejano, procedente casi del más allá, es aprovechado por Manolo que se agacha, la toca un poco con la espalda y el balón se cuela entre las piernas de Luis (¡hermano mío, si es que estabas en todas!). Y el caso es que Luis estaba haciendo un trabajo brutal en defensa, defendiendo agrestemente y cortando balones peligrosos, pero lo habían aojado a base de bien para este partido. El 8-2 se pierde en los lugares más recónditos de mi memoria, no recuerdo este gol, pero seguro que fue fruto del buen juego coloreado y de las ganas de agradar y lograr la bendición divinas y, por ende, un lugar en el cielo (y si hay algún mahometano, unas buenas huríes).
Tras una hora de juego, llegó el merecido descanso. Una sonrisa beatífica presidía las caritas resplandecientes de los coloreados; un rictus de desesperación y desilusión adornaba los rostros de los blancos. La segunda parte se presentaba de forma plácida para los coloreados, demasiada ventaja y poco tiempo (media hora) para poder ser alcanzados en el marcador. Hay que reconocer que el espíritu blanqueado imprime carácter; así, en un lapso de unos 10 minutos consiguieron marcar 3 goles seguidos. Si no recuerdo mal uno de ellos fue conseguido por Luis que, luchando con denuedo tras una buena pared con un compañero logró marcar y quedó tendido en el suelo tras el esfuerzo, resarciéndose en parte de su mala suerte anterior. Otro fue conseguido por Eduardo que, entre consultas y miradas al móvil, le dio tiempo a engarzar jugadas con sus compañeros y lograr marcar. Y Emilio se sumó a la semi - fiesta blanqueada con un tiro cruzado muy bien colocado que situó el marcador en un 8-5, algo peligroso para las ansias de victoria coloreadas. Tras un intercambio de frases entre los coloreados y algún que otro reproche por los despistes defensivos y la poca intensidad, nos lanzamos de nuevo a jugar como sabemos y una buena jugada de Dani acabó con un tiro final de éste que rebasó al portero, quedando el balón muerto en la línea y Pepedu atento para empujarlo. Ufff, nos hacía falta para ahuyentar malos espíritus. Pero ahí estaban de nuevo los blanqueados, tan angelicales con sus camisetitas blancas, para acercarse otra vez mediante un buen gol de Fernando que entró pegando en el poste, imparable (9-6, otra vez a tres goles). Roberto se encargó de suprimir la esperanza blanca con una jugada típica suya con regate seco y tiro imparable para el portero. Algún jugador blanco se encargó de marcar el 10-7 (perdonadme otra vez, pero no recuerdo quien fue, si el resultado final fuera un 2-1 os aseguro que no habría lapsus de memoria) pero era para nada, con posterioridad Dani remachó una buena jugada de alguien a quien le gusta escribir estas letras, dejando el marcador en el definitivo 11-7. Eso sí, los últimos 5 minutos fueron de arreón total por parte de los blanqueados pero no lograron batir al portero coloreado, ellos también querían su imposible esta vez “porta coeli”.
INCIDENCIAS: día luminoso, temperatura muy agradable aunque soplaba un aire de levante que levantaba polvo de las cercanías. Ese sol me recuerda una nueva cofradía semana santera sevillana que se llama así, el Sol, sobre todo porque me crucé con algunos nazarenos yendo en coche, seguro que hasta los ateos más recalcitrantes caen de rodillas ante lo deslumbrante de sus pasos, sobre todo cuando es la cofradía de su barrio (el resto del año es otro cantar...). Mucha guasa previa en los correos con los aforismos sobre puntualidad pero, precisamente los tres más “graciosos” con la petición de llegar a la hora, se presentaron casi 20 minutos tarde, supongo que por eso no les “gustaba” que se recordara este asunto (en el momento de su llegada Eduardo y yo mismo llevábamos media hora en el campo). Se produjo una casualidad, un indicio falso que llevó a una conclusión correcta, 3 chavales se presentaron por allí a las 11 y se pusieron a pelotear en la pista de al lado y dedujimos que eran la avanzadilla de un partido posterior al nuestro. El caso es que, efectivamente, a las 12 se presentó una pandilla para jugar pero no tenían nada que ver con los anteriores; en fin, compartamos nuestro campo como Cristo hizo con el pan y el vino, pero que sea a partir de las 12, eso sí. Por último, y lo más destacable, tenemos nuevos adeptos y “adquisiciones” de niños para estas mañanas de fútbol; recibieron su “bautismo” sabatino y futbolero Cristian (hijo de Manolo) y Carmen (hija de Jose G.), que estuvieron acompañados de Ariadna y Reyes como madrinas. ¡Ah!, el grifo, que se me olvidaba, han arreglado el grifo de la fuente (nos supo a agua bendita) y le han dado un repaso a las redes de las porterías, ¿habrá sido la providencia?...
JUGADORES BLANCOS: Eduardo, Fernando, Gabi, Emilio Lora, Luis y Juanky.
JUGADORES COLOR: Roberto, Manolo Lora, Albert, Pepedu, Dani y yo mismo (JM-2).
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 12 VICTORIAS COLOR, 11 VICTORIAS BLANCAS, 1 EMPATE, 1 INTERRUPTUS.
Jose Manuel.
CRÓNICA: nada mejor que comenzar con un dulce tan típico de las fechas pasadas para ilustrar lo sucedido el sábado pasado en el BWAS (para los no habituales, Blanco White Arena Stadium). El título que encabeza estas sencillas palabras lo cojo prestado de Emilio que, a la vista de los derroteros que iba tomando el partido, lo soltó mientras pasaba la pelota a sus camaradas blanqueados que le acompañaban en el “doloroso” trance de encajar más goles de la cuenta. Pero sigamos un orden, no adelantemos acontecimientos, no imitemos a la Semana Santa sevillana que el mismo Domingo de Ramos ya pasea a los Cristos crucificados, sin orden ni concierto.
Doce auténticos apóstoles futboleros nos presentamos este sábado, dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos y luchar por imponer nuestras ideas y concepción del fútbol. Hasta Albert y yo mismo, reconocidos barcelonista y madridista, compartimos equipo, con ese espíritu deportivo que caracteriza a todos los incluidos en la lista del Grupo Fútbol.
A un lado los inmaculados blanqueados, con sus camisetas albinas, el sol a sus espaldas y con muchas ganas de defender sus dogmas futbolísticos (defensa aguerrida, salida en tromba cuando pueden y aprovechamiento de los despistes coloreados en torno al portero de turno). Al otro lado los coloreados predominantemente de rojo, el sol bañando sus caras y con enorme ilusión por derrotar de nuevo a los blanquecinos siguiendo sus habituales consignas (salida controlada con el balón, pases rápidos y aprovechamiento de los contraataques).
Comienzo del partido y ¡zas!, primer zarpazo coloreado, directo al corazón de la portería blanca, gol tras bonita jugada que Dani se encargó de transformar. Los coloreados mostraban sus credenciales para este partido, pero eso no amilanó a los blancos, para nada. Suyo fue el siguiente gol, conseguido por un Eduardo que estaba más solo que Cristo durante sus 40 días en el desierto; eso sí, había que meterlo. Lo de Eduardo en este partido merece capítulo aparte; si el otro día mencionábamos los arcanos que encierra su bolsa de aseo, esta vez no podemos pasar por alto el cariño y la devoción que siente hacia su móvil. Misterio insondable, continuamente salía por la banda para consultarlo, estuviera su equipo atacando, defendiendo, lo que fuera. Aun así prestó buenos servicios a su equipo aunque también los tenía un tanto confundidos y desequilibrados con tanto ir y venir. El 2-1 no se hizo esperar, para eso estaba yo por allí, un tiro de media distancia algo fuerte dejó en evidencia a un acreditado portero como Fernando, que extrañamente no logró blocar el balón y éste se introdujo mansamente en la portería blanca. Más curioso aun fue el empate a dos, Luis intenta un tiro lejanísimo, casi desde donde Cristo perdió las sandalias o dio las tres voces, como prefiráis, Emilio despista al portero colorín con un intento de cabecear que no es tal y el balón se cuela. Nada, que no lográbamos despegarnos de los siempre pegajosos y combativos blancos, no había forma.
Pero sí que la hubo y a lo grande, la guardia pretoriana blanca se vino abajo con estrépito. Remedando la terminología semana santera sevillana, el equipo de color efectuó una levantá, seguida de una chicotá a paso de mudá que dejó anonadados y defenestrados a los muchachetes blanquecinos. En español corriente, empezamos a marcar goles en plan máquina total sin parar ni para respirar y a paso más bien ligero, el que nos permite nuestra edad a cada uno, hasta llegar al merecido descanso. Para empezar, del 3-2 se ocupó el que esto escribe y sonríe a la vez, tras pase de Manolo, posterior quiebro a un defensa y tiro pegado al poste. El 4-2 se produjo tras una excelente jugada coloreada, centro de Manolo desde la banda y Luis que introduce el balón en su propia portería (luego le dimos unas 30 monedillas). El 5-2 sí que es bueno; Eduardo y Gabi se esfuerzan en salvar un balón para que no salga de banda y el primero lo deja justo en la línea, cerca de su propia portería y el que esto escribe y se ríe otra vez se pega su carrerita, adelanta el balón y lo pasa a Dani para que de buen tiro bata al portero blanco. Emilio, preso de la ira de Dios, mandó el balón cerca del Mar Muerto con frases irreproducibles, que algún niño puede leer esto. Y qué decir del 6-2; con el portero blanco batido, Luis realiza una impresionante palomita (seguía ganándose un sobresueldo para complementar las 30 monedillas) ante el disparo de Manolo. Éste se encarga de tirar el penalti y para adentro, imparable para el portero. Y el 7-2, tremendo, tremendo, he de reconocer que la mala suerte cubrió con un manto a los blanqueados. Un tiro lejano, procedente casi del más allá, es aprovechado por Manolo que se agacha, la toca un poco con la espalda y el balón se cuela entre las piernas de Luis (¡hermano mío, si es que estabas en todas!). Y el caso es que Luis estaba haciendo un trabajo brutal en defensa, defendiendo agrestemente y cortando balones peligrosos, pero lo habían aojado a base de bien para este partido. El 8-2 se pierde en los lugares más recónditos de mi memoria, no recuerdo este gol, pero seguro que fue fruto del buen juego coloreado y de las ganas de agradar y lograr la bendición divinas y, por ende, un lugar en el cielo (y si hay algún mahometano, unas buenas huríes).
Tras una hora de juego, llegó el merecido descanso. Una sonrisa beatífica presidía las caritas resplandecientes de los coloreados; un rictus de desesperación y desilusión adornaba los rostros de los blancos. La segunda parte se presentaba de forma plácida para los coloreados, demasiada ventaja y poco tiempo (media hora) para poder ser alcanzados en el marcador. Hay que reconocer que el espíritu blanqueado imprime carácter; así, en un lapso de unos 10 minutos consiguieron marcar 3 goles seguidos. Si no recuerdo mal uno de ellos fue conseguido por Luis que, luchando con denuedo tras una buena pared con un compañero logró marcar y quedó tendido en el suelo tras el esfuerzo, resarciéndose en parte de su mala suerte anterior. Otro fue conseguido por Eduardo que, entre consultas y miradas al móvil, le dio tiempo a engarzar jugadas con sus compañeros y lograr marcar. Y Emilio se sumó a la semi - fiesta blanqueada con un tiro cruzado muy bien colocado que situó el marcador en un 8-5, algo peligroso para las ansias de victoria coloreadas. Tras un intercambio de frases entre los coloreados y algún que otro reproche por los despistes defensivos y la poca intensidad, nos lanzamos de nuevo a jugar como sabemos y una buena jugada de Dani acabó con un tiro final de éste que rebasó al portero, quedando el balón muerto en la línea y Pepedu atento para empujarlo. Ufff, nos hacía falta para ahuyentar malos espíritus. Pero ahí estaban de nuevo los blanqueados, tan angelicales con sus camisetitas blancas, para acercarse otra vez mediante un buen gol de Fernando que entró pegando en el poste, imparable (9-6, otra vez a tres goles). Roberto se encargó de suprimir la esperanza blanca con una jugada típica suya con regate seco y tiro imparable para el portero. Algún jugador blanco se encargó de marcar el 10-7 (perdonadme otra vez, pero no recuerdo quien fue, si el resultado final fuera un 2-1 os aseguro que no habría lapsus de memoria) pero era para nada, con posterioridad Dani remachó una buena jugada de alguien a quien le gusta escribir estas letras, dejando el marcador en el definitivo 11-7. Eso sí, los últimos 5 minutos fueron de arreón total por parte de los blanqueados pero no lograron batir al portero coloreado, ellos también querían su imposible esta vez “porta coeli”.
INCIDENCIAS: día luminoso, temperatura muy agradable aunque soplaba un aire de levante que levantaba polvo de las cercanías. Ese sol me recuerda una nueva cofradía semana santera sevillana que se llama así, el Sol, sobre todo porque me crucé con algunos nazarenos yendo en coche, seguro que hasta los ateos más recalcitrantes caen de rodillas ante lo deslumbrante de sus pasos, sobre todo cuando es la cofradía de su barrio (el resto del año es otro cantar...). Mucha guasa previa en los correos con los aforismos sobre puntualidad pero, precisamente los tres más “graciosos” con la petición de llegar a la hora, se presentaron casi 20 minutos tarde, supongo que por eso no les “gustaba” que se recordara este asunto (en el momento de su llegada Eduardo y yo mismo llevábamos media hora en el campo). Se produjo una casualidad, un indicio falso que llevó a una conclusión correcta, 3 chavales se presentaron por allí a las 11 y se pusieron a pelotear en la pista de al lado y dedujimos que eran la avanzadilla de un partido posterior al nuestro. El caso es que, efectivamente, a las 12 se presentó una pandilla para jugar pero no tenían nada que ver con los anteriores; en fin, compartamos nuestro campo como Cristo hizo con el pan y el vino, pero que sea a partir de las 12, eso sí. Por último, y lo más destacable, tenemos nuevos adeptos y “adquisiciones” de niños para estas mañanas de fútbol; recibieron su “bautismo” sabatino y futbolero Cristian (hijo de Manolo) y Carmen (hija de Jose G.), que estuvieron acompañados de Ariadna y Reyes como madrinas. ¡Ah!, el grifo, que se me olvidaba, han arreglado el grifo de la fuente (nos supo a agua bendita) y le han dado un repaso a las redes de las porterías, ¿habrá sido la providencia?...
JUGADORES BLANCOS: Eduardo, Fernando, Gabi, Emilio Lora, Luis y Juanky.
JUGADORES COLOR: Roberto, Manolo Lora, Albert, Pepedu, Dani y yo mismo (JM-2).
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 12 VICTORIAS COLOR, 11 VICTORIAS BLANCAS, 1 EMPATE, 1 INTERRUPTUS.
Jose Manuel.
3 comentarios:
Jose no estoy de acuerdo con tu definicion de los equipos ahora resulta que el Eq. blanco no sabe jugar al futbol
Joaquín, no tomes al pie de la letra un párrafo resumido de las cualidades de los equipos. Sí es cierto que la defensa blanca suele ser más contundente que la de color y que aprovecháis muy bien los despistes defensivos coloreados, pero con ello no he querido decir ni mucho menos que no sepáis jugar al fútbol. He destacado algunas cualidades pero obviamente me he dejado muchas otras en el tintero. Creo que todos jugamos como podemos y como hemos aprendido a lo largo de los años y he visto magníficos partidos de todos los equipos, con repasar las crónicas puedes comprobarlo. Un saludo y el próximo sábado nos vemos.
Si ya lo sé, es solo para darle algo de picante al blog. Por cierto cada vez tenemos mas visitantes
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