RESULTADO:
7-4 (VICTORIA BLANCA)
EVOLUCIÓN
DEL MARCADOR: 4-0 (FIN PRIMERA
PARTE); 5-0, 5-2, 6-2, 6-4, 7-4 (FINAL PARTIDO)
ESCENARIO:
Hytasa, Pista Nº 1.
LOS
CONTENDIENTES: en el equipo blanco
éramos Ale López, Miguel, Rober, Dani, Manolo y yo mismo (JM-3).
Los coloreados eran nuevamente los chavales de la primera jornada,
dispuestos a tomarse la revancha.
¿QUÉ PASÓ? Básicamente, los mayorcetes jugamos un auténtico partidazo, mandando, templando, colocándonos y ahogando el ataque de los chavales La evolución del marcador puede dar una idea; en la primera parte, dejamos a los chavales a cero, endosándoles un fulgurante 4 a 0. El primer tanto corrió a mi cargo, mientras que Rober se encargaba de materializar el segundo y tercero. Ale López, como no, marcaba el cuarto. Los chavales, ni flores, agobiados en el ataque ante nuestra defensa ordenada y pillados a contrapie en nuestros centelleantes contragolpes y disparos.
Ese 4-0 de la primera parte hizo que los jóvenes comenzaran a preguntarse si su destino era terminar a cero en su marcador, conjurándose para que ese cruel sino no se produjese. La segunda parte continuó igual e incluso los blancos ampliamos el marcador (también me tocó a mí) a un brutal 5-0. A partir de aquí los chavales, con mejor forma física (al menos por ser más jóvenes y ágiles -la edad, la edad, tenían veintipocos-), por fin inauguraron su marcador por partida doble. Pero no, no era su día ni lo sería. Éste que esto escribe, corriendo la banda como en sus mejores tiempos, recibió un buen pase y ya casi encima de la línea de fondo de la portería contraria, soltó un soberbio zurdazo sin apenas ángulo que se coló entre el portero y la escuadra, como una exhalación, como el disparo de un 88 mm. Era el 6-2; los chavales, aun así, siguieron luchando y consiguieron un meritorio 6-4; no obstante, en un contragolpe, Ale López liquidaba toda resistencia y situaba el marcador en el 7-4 definitivo, para nuestra mayor gloria y ego.
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