RESULTADO: 7-5 (VICTORIA BLANCA)
CRÓNICA: efectivamente, el otro día oí al entrenador del Barcelona comentar que “no siempre podemos jugar bien” y ganar. Pues eso es lo que podemos decir de nuestro partido del sábado pasado; el equipo de color estuvo espeso, muy espeso. No hubo la anticipación, rapidez, puntería certera y olfato goleador de los cuatro partidos anteriores. Evidentemente el equipo blanco también tuvo que ver algo con esa “decadencia” en el juego del equipo coloreado; se mostró como un equipo rocoso, duro, viril en su juego, yendo a por todas y bien plantado en defensa. Esta es una diferencia entre ambos equipos (supongo que habrá opiniones, pero yo lo veo así) en su forma de entender los partidos; los coloreados jugamos más al pase y a desbordar por velocidad, en defensa intentamos anticiparnos por rapidez y cortar la trayectoria de los pases. En cambio, los blancos nunca eluden el choque, entran con el cuerpo, luchan por la posición que tienen y raramente logramos desplazarlos (también coincide que son físicamente más fuertes y grandes); su juego es duro, de pura fuerza, a veces bordea la falta al contrario, casi siempre solemos llevarnos más patadas (entiendo que sin querer, que conste…bueno, a veces algo sí se quiere) los coloreados. En este partido esa combinación de fuerza y ganas de superar una mala racha, junto con una mayor puntería y un juego coloreado muy discreto, obraron el milagro (Jucho, nos hubiera hecho falta tu siempre estimulante presencia) y los blancos ¡por fin! ganaron un partido.
Y el caso es que el partido se decidió al final de las dos partes. En la primera parte los coloreados fuimos por delante en el marcador, todo parecía ir como de costumbre pero no acabábamos de despegarnos en el marcador y eso es peligroso, muy peligroso, cuando enfrente tienes un equipo aguerrido, con el cuchillo entre los dientes y dispuesto a desollarte a la mínima oportunidad. 1-0, llegamos a ganar por 3-1 pero en los cinco minutos finales de la primera parte los blancos empataron a 3 y así fuimos al descanso. Y la segunda parte continuó por esos derroteros, a los escasos goles coloreados respondían los blancos marcando igualmente y faltando cinco minutos un empate extraño (5-5) campeaba en el marcador mental de los que corríamos por allí. Y llegó la debacle coloreada y los gritos de aleluya para los blancos; marcaron un gol, era el 6-5, faltaban unos nimios cuatro minutos y los coloreados nos desesperamos, tanto, tanto, que ni siquiera tuvimos una oportunidad clara para marcar, ni nos acercamos. Aprovechando semejante carencia, los blancos nos dieron la puntilla con el último gol en el último suspiro de este último partido y dejaron un desconocido desde hace mucho tiempo 7-5 a su favor.
Nada que objetar, por supuesto, una victoria trabajada con fe y creyendo que podían lograrla, cual Alcorcón redivivo. Un último apunte; la importancia de los porteros. Casi todos los jugadores blancos son buenos porteros en su turno, salvo la excepción mundialmente reconocida de Eduardo (aunque por volumen no es fácil meterle un gol, dicho sea con todo el cariño y respeto). Entre los coloreados no es así y no se trata de echarle las culpas a nadie; nuestro porcentaje de errores como porteros es mayor y eso facilita que determinados goles blancos suban al marcador cuando lo lógico sería que el portero hiciese algo más. En fin, este es un aspecto que debemos tratar los coloreados y trabajar para repartir determinados turnos de portero de modo que no coincidan los porteros menos cualificados en los momentos clave de un partido (no sé si me he explicado, me parece que me he hecho la picha un lío, como se decía en los ambientes cuarteleros). Bueno, creo que nos entendemos, que ya estoy cansado de escribir y tampoco tengo tiempo para mucho más, prometo en la próxima crónica aludir a más películas o libros, vengan o no al caso, eso es lo de menos, lo que tengo que aprovechar es que hay público que lee estas letras…
INCIDENCIAS: otra mañana con un tiempo excelente, césped recién cortado en perfectas condiciones, arenilla para darle un ambiente playero y festivo al encuentro, cuatro niños (Reyes, Ariadna, Javi y Jose Manuel) que montaron un pic-nic que fue la envidia de los que sudábamos y nos arrastrábamos por la cancha del sufrimiento. Tobías dio muestras de su gran pundonor, lo intentó pero a los 10 minutos tuvo que dejarlo, su maltrecha rodilla no estaba para muchos trotes; eso sí, antes de irse (e incluso desde que llegó al campo) se dedicó a impartir las oportunas instrucciones a sus condiscípulos blancos sobre cómo batir al equipo de color. El caso es que, como hemos leído, les dio resultado; no es de extrañar, un desertor y renegado como él conoce muy bien los entresijos de los coloreados y seguramente reveló los más recónditos secretos de nuestra gloriosa racha de victorias. En fin, tomamos cumplida nota; eso no quita que te deseemos una pronta recuperación y sigamos disfrutando cuanto antes de tus regates imposibles, ya sea en un equipo u otro. Por lo demás, no recuerdo nada especial, hace ya unos cuantos días del partido y la memoria la he tenido ocupada con múltiples quehaceres.
JUGADORES BLANCOS: Emilio Lora, Luis, Gabi, Eduardo, Fernando, Miguel Ángel y Tobías (10’).
JUGADORES COLOR: Roberto, Pepedu, Dani, Javi, Albert y yo mismo.
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 5 VICTORIAS COLOR, 3 VICTORIAS BLANCAS.
Jose Manuel.
CRÓNICA: efectivamente, el otro día oí al entrenador del Barcelona comentar que “no siempre podemos jugar bien” y ganar. Pues eso es lo que podemos decir de nuestro partido del sábado pasado; el equipo de color estuvo espeso, muy espeso. No hubo la anticipación, rapidez, puntería certera y olfato goleador de los cuatro partidos anteriores. Evidentemente el equipo blanco también tuvo que ver algo con esa “decadencia” en el juego del equipo coloreado; se mostró como un equipo rocoso, duro, viril en su juego, yendo a por todas y bien plantado en defensa. Esta es una diferencia entre ambos equipos (supongo que habrá opiniones, pero yo lo veo así) en su forma de entender los partidos; los coloreados jugamos más al pase y a desbordar por velocidad, en defensa intentamos anticiparnos por rapidez y cortar la trayectoria de los pases. En cambio, los blancos nunca eluden el choque, entran con el cuerpo, luchan por la posición que tienen y raramente logramos desplazarlos (también coincide que son físicamente más fuertes y grandes); su juego es duro, de pura fuerza, a veces bordea la falta al contrario, casi siempre solemos llevarnos más patadas (entiendo que sin querer, que conste…bueno, a veces algo sí se quiere) los coloreados. En este partido esa combinación de fuerza y ganas de superar una mala racha, junto con una mayor puntería y un juego coloreado muy discreto, obraron el milagro (Jucho, nos hubiera hecho falta tu siempre estimulante presencia) y los blancos ¡por fin! ganaron un partido.
Y el caso es que el partido se decidió al final de las dos partes. En la primera parte los coloreados fuimos por delante en el marcador, todo parecía ir como de costumbre pero no acabábamos de despegarnos en el marcador y eso es peligroso, muy peligroso, cuando enfrente tienes un equipo aguerrido, con el cuchillo entre los dientes y dispuesto a desollarte a la mínima oportunidad. 1-0, llegamos a ganar por 3-1 pero en los cinco minutos finales de la primera parte los blancos empataron a 3 y así fuimos al descanso. Y la segunda parte continuó por esos derroteros, a los escasos goles coloreados respondían los blancos marcando igualmente y faltando cinco minutos un empate extraño (5-5) campeaba en el marcador mental de los que corríamos por allí. Y llegó la debacle coloreada y los gritos de aleluya para los blancos; marcaron un gol, era el 6-5, faltaban unos nimios cuatro minutos y los coloreados nos desesperamos, tanto, tanto, que ni siquiera tuvimos una oportunidad clara para marcar, ni nos acercamos. Aprovechando semejante carencia, los blancos nos dieron la puntilla con el último gol en el último suspiro de este último partido y dejaron un desconocido desde hace mucho tiempo 7-5 a su favor.
Nada que objetar, por supuesto, una victoria trabajada con fe y creyendo que podían lograrla, cual Alcorcón redivivo. Un último apunte; la importancia de los porteros. Casi todos los jugadores blancos son buenos porteros en su turno, salvo la excepción mundialmente reconocida de Eduardo (aunque por volumen no es fácil meterle un gol, dicho sea con todo el cariño y respeto). Entre los coloreados no es así y no se trata de echarle las culpas a nadie; nuestro porcentaje de errores como porteros es mayor y eso facilita que determinados goles blancos suban al marcador cuando lo lógico sería que el portero hiciese algo más. En fin, este es un aspecto que debemos tratar los coloreados y trabajar para repartir determinados turnos de portero de modo que no coincidan los porteros menos cualificados en los momentos clave de un partido (no sé si me he explicado, me parece que me he hecho la picha un lío, como se decía en los ambientes cuarteleros). Bueno, creo que nos entendemos, que ya estoy cansado de escribir y tampoco tengo tiempo para mucho más, prometo en la próxima crónica aludir a más películas o libros, vengan o no al caso, eso es lo de menos, lo que tengo que aprovechar es que hay público que lee estas letras…
INCIDENCIAS: otra mañana con un tiempo excelente, césped recién cortado en perfectas condiciones, arenilla para darle un ambiente playero y festivo al encuentro, cuatro niños (Reyes, Ariadna, Javi y Jose Manuel) que montaron un pic-nic que fue la envidia de los que sudábamos y nos arrastrábamos por la cancha del sufrimiento. Tobías dio muestras de su gran pundonor, lo intentó pero a los 10 minutos tuvo que dejarlo, su maltrecha rodilla no estaba para muchos trotes; eso sí, antes de irse (e incluso desde que llegó al campo) se dedicó a impartir las oportunas instrucciones a sus condiscípulos blancos sobre cómo batir al equipo de color. El caso es que, como hemos leído, les dio resultado; no es de extrañar, un desertor y renegado como él conoce muy bien los entresijos de los coloreados y seguramente reveló los más recónditos secretos de nuestra gloriosa racha de victorias. En fin, tomamos cumplida nota; eso no quita que te deseemos una pronta recuperación y sigamos disfrutando cuanto antes de tus regates imposibles, ya sea en un equipo u otro. Por lo demás, no recuerdo nada especial, hace ya unos cuantos días del partido y la memoria la he tenido ocupada con múltiples quehaceres.
JUGADORES BLANCOS: Emilio Lora, Luis, Gabi, Eduardo, Fernando, Miguel Ángel y Tobías (10’).
JUGADORES COLOR: Roberto, Pepedu, Dani, Javi, Albert y yo mismo.
CÓMPUTO TEMPORADA 2009-2010: 5 VICTORIAS COLOR, 3 VICTORIAS BLANCAS.
Jose Manuel.
3 comentarios:
Muy bien la crónica, menos mal que no tenías tiempo
Estoy totalmente de acuerdo con el asunto de los porteros.
Hablo por mí, que si ya en la defensa tampoco hago gran cosa, ni que decir tiene que bajo los palos hago menos todavía. Lo único bueno de ponerme portero es que rezo con más devoción, pidiendo a Dios que no me goleen demasiado. Algo bueno tenía que tener.
Enhorabuena, nuevamente, por la crónica.
Sed buenos.
Ahora resulta que el equipo de color me va a echar de menos
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